Blindados
Veinte furgones, diez coches, dos motos y dos helicópteros forman el cordón policial que custodió la marcha del aeropuerto al hotel. ¿De quién? ¿El Papa? ¿Un Jefe de Estado? ¿Jefe de Gobierno? ¡No! De un equipo de fútbol: el Atlético de Madrid. ¿Va a la guerra? ¿Ayuda a tropas españolas en el extranjero tal vez? ¡No! Va a jugar un ¿partido de fútbol? Pues en principio sí.
Hoy se disputa el partido de Champions League correspondiente a la última jornada de la fase de grupos entre el Olympique de Marsella y el Atlético de Madrid, en el estadio francés del Velodrome. Encuentro declarado de alto riesgo tras los graves incidentes acontecidos en el partido del Vicente Calderón, ya conocidos por todos.
Un estadio cerrado y un ultra condenado a tres años y medio han sido las consecuencias más inmediatas de todo aquello. Ahora, falta por saber que es lo que ocurrirá en como algunos medios de comunicación han llamado, la olla a presión.
Confío en que hoy no ocurra nada. Puede haber algún incidente en las inmediaciones en señal de apoyo al mártir de los ultras franceses, Santos Mirasierra, condenado recientemente. Ellos presionarán, pero hay que recordar que el club rojibalnco también tiene derecho a quejarse, por todo lo que ha tenido que pasar.
La clasificación está asegurada, y hay que ir a jugarse esa primera plaza. Nada más. Tiene que reinar la cordura e imponerse el espíritu deportivo, en todo esta locura de policías, seguridad, amenazas y caos. El capítulo Marsella debe finalizar cuanto antes, y de la mejor forma posible.
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