martes, 16 de diciembre de 2008

Me gustan los martes

Secuelas del clásico

Esta semana casi es una obligación el hablar en mi artículo sobre el pasado derby entre el Barcelona y el Real Madrid, en el que los azulgranas, como todos sabéis, vencieron por 2-0. Demasiado se había comentado la posibilidad de goleada por parte barcelonista, y lo que finalmente consiguieron es una victoria casi en los últimos minutos en un partido diferente al que nos tienen acostumbrados estos dos equipos.

Los encuentros entre Barça y Madrid son especiales, y suelen gozar siempre de un interesante para el espectador “toma y daka” entre ambos conjuntos, siempre acompañados de una especial tensión deportiva que va en aumento con el paso de los minutos. Sin embargo, el pasado sábado, si me ponen ese partido sin saber cuál es, hubiera dicho que es un encuentro de Champions en el Camp Nou entre un equipo español y otro italiano, seguramente entrenado por Capello o alguno de estos.

Un Real Madrid disfrazado este fin de semana de equipo italiano que viajó a tierras barcelonesas con un planteamiento ultradefensivo, a la espera de un contragolpe milagroso que pudo llegar por ejemplo en la jugada de Drenthe. Y yo me pregunto, ¿cuántas veces se ha criticado, incluso por la capital, este planteamiento a la italiana?

Me contestarán que dadas las circunstancias en las que se desplazaba el conjunto blanco, con numerosas bajas, eso era lo más acertado. Pero todo un Real Madrid nunca puede jugar de este modo, es mi opinión, porque a pesar de padecer varias ausencias, siempre tiene en la recámara otros jugadores supuestamente de altísimo nivel. Aun así, la táctica estuvo a punto de salvarle bien, con un empate a nada que visto lo visto era para ellos un gran logro. Sinceramente, el Madrid jugó a evitar la goleada.

Muchos equipos van a jugar así al Nou Camp. Pero son equipos humildes. El Madrid no lo es. Y por el bien del juego la estrategia le salió mal, y se impuso el que quiso jugar. Ya hablé en alguna ocasión sobre lo injuto de este deporte, ya que pese a que un equipo estaba jugando muy bien y el otro muy mal la diferencia clasificatoria era mínima, ahora es de 12 puntos.

Pareció que el juego madridista descolocó hasta el mismísimo árbitro, el señor Medina Cantalejo, que disfrutó de su tercer y último clásico. Y lo digo por lo que tardó en cortar la agresividad merengue, que se centró en su principal objetivo: Leo Messi. Recibió tres-cuatro patadas de especial mención en los compases iniciales, en los que saben los jugadores que parten con cierta permisividad arbitral.

Del resto de la actuación pues comentar que el andaluz tuvo algunas jugadas comprometidas. Acertó en el penalti señalado a Busquets, por derribo de Michel Salgado quien se llevó la correspondiente amonestación. No pitó otra pena máxima por unas manos de Sergio Ramos, que salta con los brazos elevados y extendidos.

Quizás su mayor error estuvo en el aspecto disciplinario, ya comentado anteriormente. Dicen que Márquez debió ser expulsado en esa entrada a Raúl. Yo creo que el mexicano toca balón casi en su totalidad y por eso la entrada no es tan dura. Pero sí pudo irse a la caseta en una falta cometida sobre Higuaín al borde del área que Medina no señaló.

Por todo lo anterior, me quedó la sensación de una superioridad manifiesta del equipo catalán que tardó en imponer, con una defensa blanca que aguantó 83 minutos. De todas maneras los clásicos son especiales, y este no iba a ser menos. Ahora, la pregunta que todo el mundo se hace: ¿recuperará el Madrid la ventaja azulgrana de 12 puntos?

1 comentario:

FERNANDO SANCHEZ POSTIGO dijo...

La Liga va camino de Barcelona salvo hecatombre. Los azulgranas están muy bien, meten muchos goles y encajan pocos. Es un equipo que da miedo.

un abrazo.