martes, 23 de febrero de 2010

Me gustan los martes

Este jueves se disputa el partido de vuelta de la Europa League entre el Andertlecht belga y el Athletic Club de Bilbao. Yo lo llamo partido, pero por desgracia, todo lo que le rodea está superando a lo estrictamente deportivo. Los protagonistas no son los jugadores, tampoco el árbitro (de momento), sino lo que le rodea al encuentro.

Ejemplo de todo esto es que en los medios de comunicación, por ejemplo en una radio, las entrevistas no son a Joaquín Caparrós o a Fernando Llorente, por nombrar dos, sino a Rodolfo Ares, consejero de Interior del Gobierno vasco, o al viceconsejero, o a alguien del departamente.

Otro ejemplo. En la página web del club vizcaíno, en lugar de publicar simplemente la convocatoria, el plan de viaje, incluyen a su lado sugerencias para "sobrevivir" en Bruselas. Se pueden ver aquí. Resumiendo, lo que la nota viene a decir es que nadie esté solo, que se desplacen en grupo, y anuncian que tanto el que vaya en metro como el que vaya en autobuses estará escoltado por la policía. Y no sólo la belga, sino también la Ertzaintza, cuyos agentes se desplazarán.

Más ejemplos. Declaraciones de David López esta semana en la que comenta que le ha dicho a su familia que por seguridad prefiere que vean el partido por la televisión. Vamos, que no se desplacen a la ciudad belga. Lamentable.

Y todo ello para evitar episidios tan bochornosos como el del pasado jueves en San Mamés. A mí lo que más me produjo fue pena. Que los belgas empezaron entonando el "que viva España".... Que los vascos respondieron cabreados... Da igual. Lo importante es el partido, es el fútbol, pero hemos llegado a tal punto de irracionalidad que los estadios se parecen en ocasiones más a campos de guerra que a escenarios deportivos.

Por cierto que el Athletic intenta colaborar en todo este embrollo suspendiendo a algunos de los aficionados que montaron el circo. En concreto a dos. Entre ellos el meón, que mira que tiene baños en el estadio y se pone a echárselo encima a los del Anderlecht. Qué poco ojo... O mucho más bien.

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