Me gustan los martes

A golpe de talonario

En los últimos días estoy escuchando mucho a la gente amante del fútbol hablar sobre la supremacía que están instalando los equipos británicos en el continente. Y principalmente nos viene a la cabeza por dos motivos.

El primero de ellos es que ahora que va a comenzar una nueva Champions añoramos aquellos tiempos donde había semifinales españolas, o incluso, final con ambos equipos de nuestra liga. Ahora, eso le pasa a Inglaterra, que en la última edición, por ejemplo, catapultó a tres de sus equipos hasta la penúltima ronda.

Y la segunda razón viene como consecuencia de la emigración de los mejores jugadores a aquella liga, debido al gran desembolso económico que están haciendo algunos multimillonarios, que cansados de no saber qué hacer con el dinero, lo invierten ahora en fútbol.

Y la verdad que a mí me preocupa. Claro está que esto es un negocio y que lo que debería ser un deporte se ha minimizado completamente por el dinero. Pero mi preocupación viene dada por la supremacía que ostenta el poderoso, solamente por tener unos cuantos euros más. Formación de equipos únicamente a golpe de talonario, que posibilita el transporte de cromos como si solamente fueran eso, unos trozos de papel que cambiamos en la plaza.

El último caso y más sonado, el de Robinho, que se nos fue al Manchester City tras soltar un nuevo magnate 42 millones o por ahí al Real Madrid. Al Fahim se encargó de soltar la pasta, y unirse por aquellos lares a, entre otros, Abramobich. Incluso ha manifestado que guarda una pequeña cantidad de dinero para hacerse con los servicios de Cristiano Ronaldo. Unos ahorrillos, que ascienden a los casi 150 millones de euros.

Me queda el consuelo que ya hemos podido ver como incluso ni así se consigue lo que se quiere. El Chelsea, equipo multimillonario pero que todavía no ha conseguido su ansiada Champions, aunque estuviese cerca. O el Real Madrid de los galácticos. Mucha estrella estrellada. Todo lo contrario que aquellos equipos luchadores y trabajadores, como son Sevilla o Villarreal.

Eso sí, hay que admitir, a pesar de todo esto, que el fútbol británico es muy atractivo. No consigo tragarme, por ejemplo, un partido italiano, pero un inglés sí. Me gusta su ritmo vertiginoso, algo que lo hace muy vistoso.