Hoy me quería detener en mi artículo semanal, que por razones de todo tipo casi se escribe el miércoles, en los entrenadores de fútbol. No voy a hindagar evidentemente en ellos, solamente comentar que es una profesión de riesgo ya que, en menos que canta un gallo te puedes encontrar en la calle y sin apenas tiempo de trabajo a tus espaldas.
Todo el mundo sabe que el ánimo, la ilusión, y el quehacer diario de un club gira en torno a los logros deportivos. Por eso, cuando las cosas van mal y los resultados no acompañan, el entrenador de ese equipo se pone peligrosamente en el punto de mira. Los días avanzan y como la cosa no mejore... ZAS! ¡Despedido! Y todo porque para un presidente acarrea menos trabajo escribir 1 finiquito que no 25.
Y quiero destacarlo hoy porque, sorprendentemente por el poco tiempo de Liga que llevamos, ya aparecía el pasado fin de semana algún titular en los medios sobre esto. Se disputaba un partido en Mestalla, el Valencia - Atlético de Madrid, en el que sus técnicos, Unai Emery y Abel Resino respectivamente se jugaban buena parte de su futuro. Finalmente empate y... ¿todos felices?
Pues no. Lo cierto es que no. Puede ser una bocanada de aire fresco pero... los partidos siguen, y mañana volveremos a estar igual. Dudas, habladurías, presiones. Factores que no acompañan positivamente al trabajo y que veo que en algunas ocasiones acompañan a los entrenadores demasiado pronto. Llevamos 5 jornadas de Liga y se habla de destituciones.
El entrenador colchonero está cuestionado. El valencianista también. Pronto, si no mejora, lo estará Valverde, del Villarreal, equipo que actualmente ocupa puestos de descenso. Sí, lo que quieran, pero sólo cinco partidos de treinta y ocho. Otra cosa es, como ocurre con Argentina, que se cuestione a Maradona. Estoy seguro que se clasificarán para Suráfrica, sea en repesca o no, pero con ese equipo algo se está haciendo mal para sacar esos resultados y dejar escapar puntos contra rivales de ostentosa menor entidad.
Pero que le vamos a hacer. Es la ley del fútbol. Yo tengo una idea. ¿Por qué no cambiamos de entrenador cada jornada? ¿No dicen eso de a entrenador nuevo victoria segura? Pues hay que ser prácticos.
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